Nuestra Señora de los Reyes
En el año 1989, la hermandad acogida en la Santa Iglesia Catedral es invitada a abandonar el templo por lo que la Junta que entonces la regía se tiene que dedicar a buscar nuevo templo. Descartado Ntro. Salvador, donde seguía erigida, por el tamaño de las puertas, se tantea S. Ildefonso, S. Antón,… recibiendo en todos ellos una respuesta negativa.
El Consiliario de la Real Federación de Cofradías D. Carlos del Castillo, a la sazón párroco de S. Pedro y S. Pablo, ofrece la iglesia, por entonces sin culto, de S. Juan de los Reyes. Visitada por la Hermandad, se acepta el templo, vistas las buenas perspectivas que ofrecía tras unas necesarias obras que permitiesen la salida procesional de los pasos tras su reforma, para poder discurrir por las estrechas calles del Bajo Albaycín.
Aún sabiendo desde un principio que la salida del palio por la ojiva de S. Juan de los Reyes era imposible, el tamaño de María Stma. de las Lágrimas tampoco permitía que figurase en la paso.
En 1984, un miembro de la hermandad había visto en una hornacina del patio de la Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, entonces en la calle Gran Capitán, un busto de dolorosa de buena factura y gran expresión. En esa situación, se recordó el caso, dando la feliz coincidencia que el busto pertenecía a la familia Entrala, estrechamente unida a la hermandad desde sus orígenes. Recuperada la imagen se presentó en Cabildo a los miembros de la cofradía, decidiéndose aceptarla, manteniendo a María Stma. de las Lágrimas como titular y nombrado a la nueva imagen como Ntra. Sra. de los Reyes.
Posteriores investigaciones nos confirman que la imagen procedía de un convento de Málaga y tras el estudio del profesor D. Juan Antonio Sánchez López sobre las dolorosas barrocas en dicha provincia, tras la desaparición de Pedro de Mena, es atribuida a Antonio Asensio de la Cerda, perteneciente a una familia de escultores de origen murciano afincados en aquella ciudad y datada sobre 1775.
La imagen restaurada por Francisco Marín Cruces, presenta una carnación nacarada, con frescores y manos entrelazadas características de la escuela granadina de escultura en el barroco, una actitud intimista propia de dicha escuela, y una ejecución preciosista, pensada para una contemplación cercana, posiblemente en una urna.
Tras aquella primera salida desde San Juan de los Reyes, al conseguir de nuevo que el paso de Virgen llevara palio, la imagen queda recibiendo culto interno hasta que el año 2000 el Cabildo de la hermandad aprueba que sea Ntra. Sra. de los Reyes la que procesione bajo palio.
Se celebran solemnes cultos en su honor, según reglas, en el mes de Octubre.