Concierto Cien Años de Música Cofrade Centenario Banda MunicipalHablar de un siglo de Semana Santa en Granada, tal cual conocemos hoy en día la misma, es hacerlo de numerosas composiciones que a lo largo de la historia han ido engrosando el patrimonio musical de las hermandades granadinas. Con la intención de mostrarlo al gran público, la Banda Municipal de Música de Granada ofreció el pasado domingo, 19 de marzo, un concierto homenaje a los ‘Cien años de música cofrade en Granada’. Otro guiño más al Centenario de la Hermandad del Vía Crucis a cargo de la formación que dirige Miguel Sánchez Ruzafa.

El auditorio Maestro Francisco Alonso acogió un concierto dividido en dos grandes bloques. En el primero de ellos, dirigido por la batuta de Sánchez Ruzafa, se interpretaron las siguientes marchas: Marcha Fúnebre de F. MendelssohnMektub (‘Estaba escrito’) de M. San Miguel UrcelayJesús Preso de E. Cebrián Ruiz y Nuestro Padre Jesús de E. Cebrián Ruiz.

Bajo la dirección de Carlos Atienda se dio paso al segundo bloque con las composiciones Aurora de M. Sánchez Ruzafa, Llega la Aurora de M. Perelló Lavilla, Ntra. Sra. de la Salud de F. Higuero Rosado, Cristo de la Lanzada de A. Giner ArranzPassio Granatensis de Á. López Carreño. Para poner el broche final se interpretó Mi Amargura de  V. Ferrer. Todo ello aderezado con la voz del cantaor granadino Curro Andrés que interpretó dos saetas.

Comentario de Jorge de la Chica

Las primeras marchas procesionales se escribieron en el siglo XIX, y ya en nuestra ciudad el compositor granadino Antonio de la Cruz, redescubierto gracias a la labor del profesor Barberá Soler, fue uno de los más tempranos en describir los apuntes iniciales del género. De él se ha ocupado en su programación la Banda Municipal de Granada, en su afán permanente por atender nuestro patrimonio. Pero hace cien años, la interpretación de obras que pudieran llamarse estrictamente marchas procesionales tenía un uso muy restringido. De esta manera, en las estaciones de penitencia, cuando participaba una banda de música lo hacia mediante adaptaciones de obras clásicas. Las más populares, curiosamente, estaban escritas originalmente para piano, como es el caso de la Marcha Fúnebre de Chopin, o la de Mendelssohn, que será la que escucharemos en este concierto.

Pronto comienzan a hacerse populares también obras escritas para ser interpretadas en procesiones. Surgen entonces auténticas obras maestras, como Mektub (1925) de Mariano San Miguel, compositor muy vinculado a Granada, donde escribió parte de su opus. Tanto la Banda Municipal como la de la Banda de la Infantería de Marina de Madrid hicieron de esta composición un clásico de nuestra Semana Santa. Otro de los grandes maestros del género fue Emilio Cebrián, director de la Banda Municipal de Jaén, quien escribe en 1935 Nuestro Padre Jesús, que con el tiempo fue también una de las marchas más populares en Granada, a pesar de estar dedicada a una advocación de la capital del Santo Reino. El genio de Cebrián se acabó muy pronto. Falleció de forma accidental en 1944, pero el año anterior compuso otra de sus obras fundamentales, Jesús Preso, también habitual en los desfiles de la Semana Santa granadina.

A finales de los 70, la influencia de las marchas sevillanas se extiende en Granada. Pasan los campanilleros, de López Farfán, también formó parte de repertorio tradicional en nuestra ciudad, donde hasta los 80 muy pocos autores se habían preocupado de la marcha de procesión, salvo casos aislados y de enorme mérito como la saga de los Megías o Faus. Sin embargo, a partir de la publicación de Aurora (1983) de Sánchez Ruzafa, con la que se inicia la segunda parte del concierto, y de la edición del disco Semana Santa en Granada, que prestó atención a nuestro compositores, comienza a escribirse música procesional granadina de forma cada vez más habitual. Además, su autor se convierte desde entonces en el principal promotor e impulsor de las marchas creadas en Granada.

Hoy son más de medio centenar las obras que merecen el calificativo de marchas procesionales granadinas. Nos referimos sólo a las compuestas para banda de música, porque también se han escrito muchas marchas de este tipo para bandas de cornetas y tambores, agrupaciones musicales y, en menor medida, para capillas. Es cierto que casi siempre las marchas foráneas son más interpretadas que las propias, tanto en conciertos como en procesiones. Sin embargo hay tres obras granadinas que, además de haber tenido un enorme éxito aquí, también se han exportado a toda la geografía española: Palio Blanco de Miguel Sánchez Ruzafa, Passio Granatensis de Ángel López Carreño y Mi Amargura de Victor Manuel Ferrer. Con la segunda de estas obras concluye hoy el concierto, que incluye igualmente a autores del talento indiscutible de Melchor Perelló, Aniceto Giner o Francisco Higuero, que es el más prolífico de los compositores granadinos.

La saeta, también presente en este espectáculo, ha evolucionado durante este siglo. Su historia en Granada ha corrido prácticamente paralela a lo sucedido en el resto del sur de España. El Maestro Curro Andrés nos trae dos ejemplos que nos permiten escuchar su evolución. Hasta mediados del siglo pasado, era habitual la convivencia de saetas sin pasar por el tapiz del flamenco, con otras impregnadas de las características de este genuino arte. Tendremos la oportunidad de oír, en la primera parte del concierto, una saeta antigua, sin influencia flamenca reconocible. En Granada este cante hace mucho que no se escucha y lo que predomina ahora es la saeta aflamencá, que será el otro ejemplo que, en la segunda mitad, podremos disfrutar.